lunes, 16 de febrero de 2009

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Guerra y élites vs paz y amistad con los pueblos


"...disculpe el senor, pero hay un par de pobres

en el recibidor..."
Joan Ml. Serrat


Releyendo a M. Albert, nos reafirmamos en los caminos de trabajar para la paz y el desarrollo, lo mismo en el Tercer Mundo, acogotado por la deuda, el hambre, la insalubridad y la falta de recursos legales, sociales, culturales y políticos, para el predominio del estado de derecho en las nacientes democracias del Sur; que en medio de las distancias abismales, de estilo, calidad y nivel de vida de las sociedades del Norte, con sus excluidos, sus olvidados, sus aberraciones.

A veces, la postura anterior, origina malos entendidos con instituciones o agrupaciones, y aun personas que propugnan por la superación pura y simple de la situación que actualmente vive la humanidad.

Distinguir la responsabilidad, entre el stablishment y la capacidad deliberativa de los pueblos, factor siempre sesgado por el peso de los factores como la incidencia mediática, la asimetría en fuentes y recursos para comparar el punto de vista del otro, la situacionalidad ajena, máxime cuando se agitan las banderas y el etnocentrismo, como elementos capitales, de una reacción violenta.

La patria, no se construye solo 'regando el árbol de la libertad con sangre' como antes había señalado uno de los padres fundadores de la nación norteamericana. La humanidad, la totalidad de formaciones sociales, culturales, políticas y ecológicas que conforman el planeta, para alcanzar a sobrevivir en el siglo XXI, tendrán que encontrar una mejor manera de superar las desigualdades, el oligopolio de maquinas e infraestructuras para hacer oír en la iconosfera, la logosfera, la sensosfera.

Cuando se escucha decir a una persona, que se tienen todas las opciones disponibles: "el presidente Bush, hablo como comandante en jefe... desde la bayoneta hasta las armas de destrucción masiva' para controlar el terrorismo, para arrancarlo de raíz" (CNN, Programa "Choque de Opiniones", 23 septiembre, 2001) uno se pregunta: ¿estamos jugando a ser juez y parte, en el derecho de los 6 mil millones de personas a continuar la vida, en la tierra? ¿Una nueva generación de dioses se ha entronizado en el firmamento?

Pero esta no es una reflexión sobre la política o la economía, creo que trasciende esos marcos, porque hablamos de la capacidad de determinadas naciones, para cancelar la totalidad de las actividades de la especie humana, como producto de su visión unilateral de los problemas que afectan a las sociedades, en el momento actual.

Diminutas islas, manchones opulentos, en el mapa de los medios de subsistencia, de la distribución del bienestar y la seguridad planetarias, cercados por los cuatro costados por millones de seres humanos, que dudan sobre si alcanzaran a ver el siguiente amanecer.

La 'generosa' oferta de las potencias industriales, de otorgar la ciudadanía, a quien abandone la condición de residente ilegal para servir de carne de canon, para marchar sin dudas a la guerra, es un doloroso trueque, que ya comenzó a cavar la decadencia del imperio romano, hace siglos.

Es horroroso comprobar con la ágil facilidad con que aparecen millones, de dólares, de todas partes, cuando suenan las trompetas de la guerra, como si se tratare de apagar un incendio; aunque todo el mundo sabe, que hubiera costado, 100 veces menos, en cualquiera de los casos, dejar a la gente en paz, o asistirles, con los recursos, know how, educación, salud, indispensable, no para "regalarles un pescado, sino para enseñarles a
pescar".

De momento, contemplamos como y de que manera piensa la ONU involucrarse como elemento legitimador de una intervención multinacional en Oriente. De todos modos, algo bien claro se sabe: donde irán a reposar los beneficios de una guerra postmoderna, prolongada y donde "no habrá un fin, ni un ataque masivo como el día D, ni se firmara armisticio alguno... es la guerra contra el enemigo invisible", como señalara el secretario de defensa de EUA en su rueda de prensa de esta mañana.

Mientras la sociedad se pregunta si estamos ante el inicio de un escenario del renacer de la intolerancia, oficial o veladamente tolerada, para hacer de la cultura musulmana, en el siglo XXI, las victimas de un holocausto similar al de los judíos, frente a las artimañas de Goebbles y Hitler?

Pocos por no decir ninguno, tiene la respuesta a tal interrogante, pero de lo que no cabe duda, es que después de tal embestida, 'en defensa propia' Israel, será la nación mas poderosa de Oriente, siendo la que concentra menor territorio, población y popularidad, gracias a la ayuda del 'big brother'.

Para quienes entienden que toda persona, independientemente de su raza, nacionalidad, religión, cosmovisión estética, política o filosófica, tiene derecho a no ser condenado en un juicio sumario y mucho menos a encontrarse en el fuego cruzado de una zona sobre la cual se ha decretado el exterminio, como sustituto del arresto policial, la humanidad después del 11 de septiembre, ha ingresado a una penumbra, a un limbo jurídico inimaginable una generación atrás, aun en los peores momentos de la guerra fría.

Por todo lo anterior, seguir llamando participando, por la paz, el respeto a los principios, tratados internacionales en la construcción de sociedades mas democráticas, tolerantes y ecuménicas, es la prioridad del presente momento histórico.

Es imposible, no sentirse sensibilizado ante las consecuencias ecológicas, sociales, culturales, jurídicas, económicas y políticas que tendrá el presente cambio en la doctrina de la seguridad nacional norteamericana, para las democracias y el clima de libertades publicas de los países pobres del mundo.

¿Cuando volveremos a ver interrumpidas las decisiones de la voluntad popular, como un día como hoy, hace 38 anos, se vio fracturado el proceso democrático dominicano, con un golpe de estado, contra el profesor. Juan Bosch (1963), salto mortal para la libertad y el camino institucional a la transición democrática, post Trujillo?

¿Hemos de celebrar que la institucionalidad, la libertad de una nación, cualquiera que esta sea, se convierta en pieza del ajedrez de las potencias por cualquier excusa?

Hasta cuando tendrá que esperar África, América Latina, Asia y Oceanía para un predominio de la ley, frente a otros tipos de apetencias y aventuras de los países ricos?

Será viable la construcción de un nuevo orden mundial dialógico, participativo, comprometido, en la inversión de las raíces de las asimetrías y la violencia, con todos/as los pueblos?

Debe llegar siempre el 'progreso' y la 'prosperidad', sobre una alfombra de cráneos aplastados, de miembros esparcidos, de atrocidades ilimitadas como los testimonios de las aventuras 'civilizatorias' de los belgas en el Congo, de los portugueses en Brasil, de los grandes imperios en sus anos de delirante expansión?

¿Es el precio que debe pagar la humanidad, para ingresar y sobrevivir al siglo XXI, cauterizar las conciencias, para que todo lo que esta fuera de nuestra vista no nos afecta en lo absoluto?

¿Volveremos a tribalizarnos o a trivializar toda la realidad en el espectáculo?

Bueno, les dejo con... el articulo de Michael Albert...

""...U.S. elites like war. War sends the message that laws do not bind U.S elites, that morality does not bind U.S. elites, that nothing binds U.S. elites but their estimates of their own interests. It trumpets that everybody else better ratify our plans, or at least get out of the way.

Likewise, for U.S. elites, war preparedness is good economics. Military
spending primes the capitalist pump and spurs its engines, but crucially military spending doesn't give those in the middle and at the bottom better conditions or better housing or more education or better health care or anything else that will make people less afraid, more knowledgeable, more secure, and particularly more able to develop and pursue their own agendas regarding economic distribution.

War empowers therich and powerful, but its real virtue is that it disempowers working people and the disenfranchised poor. War annihilates deliberation.

It elevates mainstream media to dominate communication even more than in peacetime. War abets repression by demanding obedience. It labels dissent treason, or in this case, incipient terrorism. Elites like all this, not surprisingly. So while elites gravitate toward a war on terrorism for these reasons, what, if anything, might obstruct their plans? ...""

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Yoe F. Santos
Centro Cultural de Intercambio Audio-Visual,Inc
Republica Dominicana
West Indies

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